sábado, 21 de noviembre de 2009

Nuestras infancias

El otro día caí en la cuenta de que cada vez que escribía una carta a los Reyes Magos (lo siento, pero os vais a quedar con las ganas de leer las cursiladas que les escribía...es algo personal que quedará entre ellos y yo) debía tener en cuenta muchas cosas, entre ellas:
Hay niños y niñas pobres que no pueden recibir tantos regalos

¡Ea! menuda frustración saber que los Reyes Magos son magos (ajá) y son capaces sacar cualquier cosa de la nada, que no necesitan el dinero para llenar sus trineos (aah no... que ese era el Noel). Pero la real frustración es que llegue la esperada noche, acostarse prontito para que se pase cuanto antes ( y no poder dormirse hasta las tantas debido a los nervios...), ver cómo se han comido las galletas y la leche que les has dejado, abrir los regalos y... ¡tachan! ¡la versión barata de lo que pediste! esta es una buena forma que los padres aprovechan para que sus hijos e hijas trabajen el enfrentamiento a la frustración, el saber reaccionar ante algo que no ha salido como ellos han querido.

Qué ilusos hemos sido todos y todas (menos los que siempre han recibido lo que han querido, pero nosotros tenemos ese trabajo logrado) a parte de no darnos cuenta de que nos estaban tangando, porque realmente los padres usaban ese argumento (el de la pobreza de otras personas) para no tener que gastarse más dinero del que debían o por el simple hecho de que no había encontrado un determinado regalo, muy inteligente por su parte. Creo que yo haré lo mismo.

Me pareció curioso pensar en todo esto y no quedarme con la típica retahila sobre la verdad de los Reyes Magos.

3 comentarios:

  1. Dime la verdad, lloraste cuando supiste la verdad a que si?
    pd: quiero una foto de cuando eras pequeña y te piyaron con la típica cara de reyes magos al ver los regalos, me la concedes?

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  2. Lloré, y mucho... pero gracias a Dios no tomaron ninguna foto (habría sido cruel... y divertido a la vez)

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  3. hola compañera libélula que bueno saludarte, la libélua es mi nahual pero siempre hay una forma de compartiro... ¿cierto?.

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